La Tertulia Musi♫lite.La Música ♫ 1
Este canon que yo titulo El
libro, está inspirado en las noches
de verano en que me sentaba en el suelo de la acera (“baldosa” decimos en
Águilas ¿verdad?) y recostaba mi cabeza en las rodillas de mi abuela María
mientras ella contaba historias que a mí me encantaban. No recuerdo si primero
tararee la música, o fue escribiendo que la música se convocó a sí misma. Luego
se la canté a mi hija María y ella hizo una in
situ notación. A vosotros dos, Marina y Lucas, ya os la había cantado e intentamos el canon
conjuntamente, no salió mal ¿os acordáis? Este ejemplo servirá para lo que voy
a tratar a continuación, y después
abrimos un turno de palabras para la tertulia.
Una definición muy corriente de música
la define como “el arte de bien combinar
los sonidos con el tiempo”. Y el silencio… añadiría yo.
Como
yo la vivo, la música va íntimamente ligada a la escritura. A veces es un
sonido el que despierta una palabra, una idea y, otras, es una palabra, una
frase, un poema, una idea, una imagen, un olor… lo que despierta un sonido, una
melodía. A lo largo de esa novela que acabo de publicar, han sonado tantas dispares
melodías: sinfónica, popular, de cantautor… que bien podría decirse que son
esos sonidos musicales los que ha escrito y han desarrollado la trama de El Misterio de la Isla del Fraile, y no
yo. La música, la llamada culta y las “otras” envuelven nuestra vida y sus
sonidos alimentan nuestras neuronas, por eso, aún sintiendo enorme felicidad por saber
que en el pueblo en donde nací, Águilas, continúa dando buena cosecha la Escuela y Banda de Música de la cual yo
mismo fui educando hasta que, en Enero de 1961, marché a Valencia, no podéis
imaginaros mi entusiasmo al conocer la existencia de la Asociación ProMúsica, organizadora de conciertos de clásica en el Auditorio de Águilas, singular arquitectura que resalta en la bahía; habiéndose celebrado el último de la temporada 2015-2016, en el incomparable marco del
Castillo de San Juan de las Águilas.
Naturalmente que los sonidos
musicales pueden sernos agradables o desagradables, incluso emplearse como arma
de guerra, sumirnos en una romántica melancolía o elevarnos a un optimismo y
alegría exultantes o ayudarnos a entender mejor ciertos aspectos de las
matemáticas y la física. Sin embargo y, de forma general, aunque no seamos
plenamente conscientes, la Música influye definitivamente en nuestros
comportamientos y en nuestras decisiones personales del cada día, sus sonidos,
su ritmo, su melodía, sus silencios, llevan interviniendo en nuestras neuronas
desde el vientre de nuestras madres.
Todo
lo que intento transmitir en las líneas anteriores, lo explicó mucho mejor Sara Oxenstein en
una conferencia impartida en Lima el 26
de Agosto 2008, de la cual he entresacado lo siguiente:
{EL
IMPACTO DE LA MUSICA♫ EN LAS EMOCIONES Sara
Oxenstein
¨La
música es la melodía cuyo texto es el mundo¨
Arthur Schopenhauer
/…/
La
música se introduce sin filtro hasta lo más recóndito de nuestras emociones,
impregnando nuestros pensamientos, ideas, hasta nuestros planes y decisiones,
influye en nuestras percepciones tanto de la realidad interna como de la
externa y manipula sutilmente y muchas veces de manera inconsciente nuestro
estado anímico.
La
palabra Oír deriva del latín audire
que a su vez deriva oboedire y que significa obedecer. El sonido,
traspasa, perfora, no conoce límites. Estamos obligados a escucharlo, no
podemos cancelarlo ni tapando los oídos. Le obedecemos siendo que tiene además
ventaja sobre la visión puesto que puede transmitirse en la oscuridad, viaja
alrededor de las cosas alcanzando a la persona en donde se encuentre.
Algunas
melodías ó canciones activan de inmediato el recuerdo de una huella que marca
un momento específico en la vida ya sea de nuestra niñez, en la época del colegio, adolescencia, el primer pretendiente, los
hijos, etc. Melodías que nos avientan al pasado sin pedirnos permiso y logran
un silencio, una abstracción en donde se instala la nostalgia. Es un recuerdo
que liga imagen y afecto. Además una pieza musical nos puede evocar no solo un
momento sino toda una situación por ejemplo el restaurante donde estábamos, el
decorado que tenía, el olor de la comida, la persona que nos acompañaba y la
emoción que sentimos.
La
música es un lenguaje, se aprende, se recibe y se da. Por ser precisamente un
lenguaje transmite mensajes que son altamente expresivos en emociones. Se
produce una expectativa, un goce estético. La palabra música (del griego: "el arte de
las musas") es según la
definición tradicional del término, el arte de organizar sensible
y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los
principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la
intervención de complejos procesos psico-anímicos. En Grecia también se le
decía música a la poesía y a la danza como arte unitario.
La
música es parte integrativa de una gran cantidad de actividades humanas. No hay
cultura en donde no se hayan encontrado trazos arqueológicos de instrumentos
musicales ó las pinturas de danza halladas en las cuevas. Seguramente los truenos, viento y lluvia
influyeron en el hombre primitivo. Allí en donde se juntan las personas allí
hay música desde un principio ha sido compañera indispensable de rituales
religiosos, mágicos y profanos. Se le usa para enfatizar emocionalmente sucesos
patrióticos, fúnebres, militares, dramáticos o heroicos. Bodas, fiestas,
deportes, graduaciones, rezos, cenas románticas, se emplea de fondo para el
estudio o al comer, para ir a dormir, para enseñar a los niños, para relajarse
por un dolor ó por estrés, para llorar una pena, para saltar de alegría, para
enjuagar lágrimas por un amor prohibido.
/…/
La
música con o sin palabras alcanza el cuerpo. Sus metáforas son somáticas,
cuántas veces hemos escuchado frases como: ¨esa canción me pone los pelos de
punta, la piel de gallina, me produce llanto, escalofríos, alegría, miedo,
nostalgia, etc.¨
La música nos desnuda, nos hace
reconocer que tenemos un cuerpo, nos invade, nos conoce, sabe nuestros secretos
y nos los muestra llevándonos hasta el más allá del que ella sabe muy
bien.
Lo
importante es la propia música: sobre todo saberla oír bebiendo del placer que
nos transmite, de la afectividad que nos conmueve y de las ideas que nos
suscita. Produce una enorme fascinación, provoca conocimiento del mundo, de
nosotros.
/…/
La
música es ese canto anterior al lenguaje, es lo anterior a la culpa, anterior a
la primera caída de bruces del infante contra el suelo, es esa melodía del
corazón de la madre con los susurros retumbantes del exterior. Es eso que
acompañaba nuestro ser desde el principio. Desde el origen del sujeto y la
cultura.
Los
antiguos griegos le adjudicaban a la música una facultad de hechizo por la
poesía y el sonido que son elementos poderosos para ensoñar, que producen
fantasía. Para los pitagóricos el alma es armonía y la forma en que se revela
es a través de la música.
/…/
Este
autor (Didier Anzieu psicoanalista francés) dice que la envoltura sonora es muy
primaria. Antes de hablar, cantamos. Lo primero que nos llega desde las
profundidades del cuerpo y del ser materno es su musicalidad, los tonos de
voz. Los latidos del corazón de la madre
que expresan emoción. El feto dentro del útero escucha los ritmos internos de
los órganos, los arpegios que componen el sistema respiratorio y que a veces
conseguirá que el bebé por nacer se retuerza y aleje por angustia y otras veces
conseguirá que se deleite y baile de alegría, escucha la musicalidad de la
circulación de los fluídos y sus gorgoteos y suspiros. Los latidos dentro del
cordón umbilical y la voz de la madre que retumba en las cavidades del cuerpo.
Madre e hijo están relacionados por el ¨baño sonoro de la madre¨. Es así que la
relación entre música y cuerpo es tan privada. El cuerpo en estado de música es
ese cuerpo que es visceral, tactil, crudo, profundo.
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Cuando
el bebe nace sale de un mundo en el que estaba protegido. Pero la envoltura
sonora continuará en el exterior como sensación a partir de vivencias sonoras
cotidianas, los ruidos, música, palabras, voces, vibraciones y silencios del
entorno familiar y del mundo externo. Es un vivenciar sonoro en que los
estímulos producirán las sensaciones, la percepción, la emoción y la fantasía.
El
grito inaugural del neonato llega como un canto provocado por la separación de
la madre. La dimensión acústica y musical acompaña todo el período perinatal,
una historia de cuerpo y el ritmo que estuvieron presentes en el interior de la
madre. La voz de la madre con sus arrullos, sus canciones de cuna son una
fuente de placer y armonía corporal. Los sonidos cariñosos con el
acompañamiento de elementos rítmicos evocarán pues estados de ánimos
placenteros para toda la vida.
El
Dr. Mark Tramo, músico, compositor, neurólogo y director de ¨The Institute for
Music & Brain Science Harvard Medical School¨ dedicado a la investigación
de la relación entre melodía, armonía y ritmo y las emociones y sentimientos
que producen a nivel de las células cerebrales, considera que ¨la música está
en nuestros genes¨. ¨La emoción que produce la música tiene que ver con los
sentidos, con lo primario con lo metacomunicacional. Cuando la música da en la
tecla de nuestros sentimientos, es ahí donde habla de nosotros. Cada persona
tendrá su propia melodía que produzca ese temblor, esa emoción, ese impacto del
que hablamos¨.
Los
científicos consideran que estas respuestas son evidencia de que ciertas reglas
de la música están ya conectadas, cableadas en el cerebro. Y el mundo de la
experiencia se construye sólo gradualmente en parte en base a rasgos y
habilidades innatos pero principalmente se moldea por la interacción con el
medio.
El
placer de la música revive la fusión primitiva, la voz hipnótica del deseo, la
voz del amor alucinado. Cada órgano, cada célula, cada átomo de nuestro cuerpo
funciona y trabaja rítmicamente. Nuestro cuerpo es una orquesta en movimiento
que se unifica al exterior de nuestros pensamientos y deseos.
La
música involucra la emoción tanto en quien la percibe como en quien la produce,
ejecuta o canta. Cuando un acorde nos produce un delicioso escalofrío se
activan en el cerebro los mismos centros de placer que actúan al comer
chocolate, hacer el amor o tomar ciertas drogas.
A
partir de diversos tipos de música se pueden inducir diferentes estados de
ánimo que tendrán consecuencias en tareas psicomotoras y cognitivas. Por
ejemplo se puede escuchar un tipo de música estimulante que aumenta la energía
corporal, induce a la acción y estimula las emociones. O también está el tipo
de música sedante que es de naturaleza melódica sostenida y se caracteriza por
tener un ritmo regular, una dinámica predecible, consonancia armónica y timbre
vocal e instrumental reconocible con efectos tranquilizantes. De tal manera que
invoca primitivos estados de ánimo, ya
sea atemorizantes o juguetonamente excitantes, relajantes, puede causar
suspenso y también apaciguar y adormecer.
/…/
Las
investigaciones más recientes han revelado que la música, al actuar sobre el
sistema nervioso central aumenta los niveles de endorfinas, los opiáceos
propios del cerebro, así como los de otros neurotransmisores como la dopamina, la
acetilcolina y la oxitocina. De las endorfinas se ha descubierto que dan
motivación y energía ante la vida, que producen alegría y optimismo, que
disminuyen el dolor; que contribuyen a la sensación de bienestar; que estimulan
sentimientos de gratitud y satisfacción existencial. Se sabe que la liberación
de endorfinas disminuye la necesidad de medicamentos y alivia la ansiedad
ayudando en diversas patologías como la depresión por ejemplo pues la música es
capaz de transformar las experiencias más dolorosas y abrumadoras en algo
tolerable y hasta placentero.
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La
mente consciente, aún la más racional y planificadora opera bajo la influencia
permanente de la realidad afectiva. Las emociones condicionan en alto grado el
desarrollo de la motivación y ésta es el elemento impulsor más poderoso de la
conducta. Es importante el componente afectivo del procesamiento musical; la
música es un poderoso instrumento para evocar emociones y lo hace a través de
las áreas cerebrales encargadas de esta función biológica.
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En
la crítica artística la palabra pathos se utiliza para referirse a la íntima
emoción presente en una obra de arte que despierta otra similar en quien la
contempla.
¿Qué
pasa con las hormonas frente a la música? La liberación de hormonas provocada
por la condición emocional produce grandes cambios en el organismo: se descarga
la glucosa almacenada para dar energía, aumenta la presión sanguínea, se altera
o inmoviliza el sistema muscular al aumentar el flujo sanguíneo, se afecta el sistema inmunológico, el carácter de la
persona reacciona.
Lo
anterior nos ayuda a entender cómo la música (vía los sentidos y las emociones)
afecta al cerebro en consecuencia a la mente y al resto del cuerpo.
El
círculo se forma mediante el cerebro que recibe los efectos de las hormonas
liberadas por las glándulas y el mismo cerebro respondiendo a estímulos
externos e internos y termina enviando información a las glándulas para
secretar más hormonas.
La
adrenalina en el cerebro activa centros nerviosos tales como el centro de las
emociones y el de la memoria. Un resultado importante de la liberación de
adrenalina es que afecta particularmente a un grupo de células cerebrales de
forma almendrada conocido como la amígdala. A la amígdala se le puede
considerar como el mayor centro de mando emocional. Cuando hay actividad en
ésta es seguro que el sujeto está experimentando emociones. Además entre más
adrenalina llegue al cerebro el recuerdo de la experiencia vivida en ese
momento se fortalece quedando fuertemente grabado en la memoria.
Estudios
muestran que una misma música puede aumentar o disminuir las hormonas del
estrés en diferentes personas dependiendo de los sujetos porque no es sólo
cuestión de tipos de música sino también del estado mental y de conocimiento
del individuo. Ésta es una consideración importante para entender la
interacción música, hormonas y cerebro.
Si
un experto escucha música prestará atención a cosas que al resto nos pasa
desapercibido. Los que no somos expertos en la materia lo que hacemos es
simplemente disfrutar de la música como si se disfrutara de un postre y sin
saber los secretos que un Cheff si sabe.
No nos detenemos a pensar que hay detrás de lo que estamos saboreando
sin embargo el Cheff sabrá perfectamente frente al paladear un tiramisú si la
mantequilla es francesa ó el queso es de verdad mascarpone, cuál será la
densidad de la harina y además descubrirá el secreto toque de maracuyá.
/…/
Para
terminar puedo decir que LA MUSICA es entonces capaz de evocar poderosas
emociones. Es tan antigua como el hombre, natural y espontánea, inmediata y
necesaria como la comunicación y el lenguaje y es también tan eficaz moduladora
de las funciones cerebrales como genuina satisfacción de estética y libertad,
atributos que la convierten en una auténtica, bella y legítima experiencia
propiciadora de creatividad. Qué más? pues refina la sensibilidad y fortalece
el desarrollo intelectual, culminando con el enriquecimiento global de la
personalidad de la persona y conformando así un ser humano más armonioso en su
totalidad. El hombre asimilará, repetirá, aplicará y perfeccionará en el campo
de sus experiencias personales que más tarde determinarán su desarrollo y
conducta emocional.
/…/
Lima,
26 de Agosto 2008
}
Hasta
lo anterior, lo que más me ha interesado del discurso de Sara Oxenstein. Ahora
si os parece, el debate. ¿Quién toma la palabra en primer lugar? ¿Tú, Marina?
Tú, Lucas? ♫