La Tertulia Musi♫lite
La Poesía ♫ 1
Principio
En el Santísimo nombre
de la Santísima Trinidad;
en el nombre de Dios,
Principio y Fin.
Canto de ángeles.
La madre que lo parió.
Y
después...y…siempre
la
cruz
.
.
.
.
El tema de hoy ¿Qué es poesía y gustos poéticos personales? lo propusiste tú, Marina. Yo he elegido este
poema de Gabriel Celaya como punto de partida para el debate. Fueraparte del análisis técnico y
contexto en que Celaya escribió este poema, difundido por el cantautor Paco
Ibáñez y aprendido y repetido por las gargantas de miles de personas, durante
los últimos años de la dictadura de Francisco Franco, y en la llamada transición democrática, fueraparte de eso, digo, nos puede
servir para que tú misma inicies La Tertulia Musi♫lite de hoy exponiendo tu punto de vista.
La poesía es un arma cargada de futuro
Gabriel Celaya, seudónimo de Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta
(1911 en Hernani, 1991 Madrid).
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,
Cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
De nuestras aportaciones podemos colegir
que estamos bastante de acuerdo en lo fundamental. La poesía, como la música, y
el arte en general, nos van a manifestar lo que desde nuestra perspectiva
veamos, oigamos o leamos y, experimentaremos placer o rechazo desde nuestro
exclusivo punto de vista, seamos legos o expertos en la materia. Muy
interesante lo que te ha contestado Lucas a lo importante de las reglas de la
rima. Siendo significativo, no es menos evidente el que un soneto o poema
perfecto en cuanto a reglas puede contener el vacio más absoluto. ¿Qué es
poesía? ¿Qué la belleza? Ante una obra de arte, nuestra imaginación,
conocimiento sobre el tema y la subjetividad, transportarán nuestro raciocinio
a la sala de espera, mientras nuestro espíritu vuela libre. Libre de reglas, se
entrega al disfrute más hedonista, al
sufrimiento más romántico o al rechazo destructivo que confunde la luz con las
tinieblas o viceversa.
Es
evidente que ninguno de los tres somos unos entendidos en poesía. Nos encontramos
en la misma tesitura que con la música. Nos agrada y disfrutamos, en este caso
de un poema, en la medida en que sus palabras nos emocionan, nos sugieren,
transportan nuestra imaginación a un paraíso en donde se abren nuevas ventanas
de luz al conocimiento de la vida, y recogeremos ese vocabulario que espolvorea
la música del poema en el aire y nos las apropiaremos con inteligencia, para
mirar más allá de lo que se mira y oír en frecuencia que no se oye. Si, además,
en ocasiones somos capaces de volcar en palabras nuestra propia imaginación en
forma de prosa o poesía, no hemos de ruborizarnos por no ser unos técnicos en
la materia, si no gozar de ello y agradecer a esos artistas que nos han
inspirado y a la propia Naturaleza, el que haya provocado tal florecimiento
expresivo en nosotros mismos.
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