La Tertulia Musi♫lite. La Música ♫ 11
Aviso a los tertulianos:
CONCIERTO DE CÁMARA 10º DE ABONO VIERNES 31 MARZO 2017 A LAS
21 HORAS.
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COLABORACIÓN PUEDEN DIRIGIRSE A PRO MÚSICA ÁGUILAS, C/. Castelar, 2 - 2º TELF. 626476389
y VICTORIA TRAVEL -Calle Isabel la Católica nº 1 - bajoTelf: 968 414752.
Águilas.
Para no abonados colaboración 10 Euros.
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de 18 años 50% menos.
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auditorium from 2 hours before start the concert.
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“Nada es más difícil que hablar sobre música”.
“Nada es más difícil que hablar sobre música”.
Camille Saint-Saëns
Si hace pocas semanas hablábamos en este espacio de la escasa coincidencia en
el repertorio entre la viola y el piano, hoy dedicamos nuestro concierto a la
más fructífera relación dentro de la música de cámara; el dúo violín y piano.
En la larga y compleja historia del dúo para violín y piano, las obras de la
madurez de Mozart fueron las primeras en establecer las normas definitivas de
la moderna sonata para violín y piano. La síntesis y el equilibrio de los dos
instrumentos parecen haber sido una ardua tarea. Durante cerca de un siglo, las
diversas tentativas fueron de un extremo a otro, favoreciendo alternativamente
a uno de los instrumentos a costa del otro. Mozart fue el primero en establecer
un verdadero diálogo entre los dos compañeros, elevándose gradualmente, desde
la conversación galante de salón de las primeras sonatas de Mannheim, hasta los
amplios dramatismos de las últimas sonatas.El catálogo completo de Köchel menciona unas cuarenta y tres sonatas para violín y piano, mientras que las corrientes ediciones actuales no ofrecen más que diecisiete, más dos temas con variaciones. Esto se debe al hecho de que solamente las obras más tardías se corresponden con el modelo clásico ya evolucionado del género.
Violín: Cristina Cubas Hondal
Todas ellas presentan ya los rasgos estilísticos que definirían el estilo que trabajarían Hadyn y, posteriormente, Beethoven. Fueron compuestas en muy distintos lugares y situaciones, fruto de la ajetreada vida de Mozart, dejando el sello del genial compositor por donde quiera que estuvo; desde Mannheim a París, pasando por Salzburgo y Viena. La protagonista de hoy, la K 377, concretamente se compuso en Viena en 1781 y corona con las cuatro últimas toda la producción mozartiana para esta agrupación y establecen la norma de las grandes sonatas de Beethoven y sus sucesores.
Piano: Silvia Carreras Hondal
Se dice que la inspiración para el Havaneise llegó a Saint-Saëns en noviembre de 1885 en una gira de conciertos por el norte de Europa. En una noche fría en Brest se sentó mirando al fuego cuando de repente el sonido de la madera ardiente le evocó una idea melódica en su cabeza. El trabajo originalmente fue concebido y escrito para violín y piano, y la versión orquestal fue terminada en 1887. Fue dedicado al virtuoso y olvidado violinista cubano (por entonces colonia española) Rafael Díaz Albertini.
La habanera es una danza en compás de 2/4, cuyo origen fue La Habana a mediados
del siglo XIX. A diferencia de la famosa habanera de Bizet en la ópera Carmen,
Saint-Saëns utiliza el idioma musical de América Latina con moderación a pesar
de su conocimiento de éste debido a su incansable espíritu viajero; el estado
de ánimo apacible y reflexivo se repite regularmente en contraste con ardientes
pasajes plagados de virtuosismo para el violín, culminando la pieza en un
ambiente de calma y silencio.
En 1874, Dvorak hizo un balance de su situación: había comenzado a tener éxito,
su esposa estaba embarazada de su primer hijo y aguardaba los placeres,
comodidades y las tradiciones de la vida familiar. Pero él siempre había
anhelado reconocimiento y además necesitaba dinero. Por este tiempo y debido a
ello, Dvorak empezó a revisar sus manuscritos, realizando el lanzamiento de sus
primeras obras no estrenadas u olvidadas. Cuando nadie juzgaría el cuarteto que
había escrito en 1873, rescató el lírico movimiento lento y lo reconvirtió en
una romanza para violín solo y piano como una miniatura perfecta para el salón
de casa. En la Romance Op. 11, Dvorak amplió las dimensiones del lento
inicial, añadiendo una generosa introducción y manteniendo el acompañamiento en
tonos cálidos que tuviera en la idea original.
Johannes Brahms vivió con gran intensidad, y a menudo con malestar, la génesis
de cada una de sus obras. Las cartas escritas a Clara Schumann están llenas de
comentarios que hacen referencia. Como en muchos otros géneros, las sinfonías y
cuartetos por ejemplo, Johannes Brahms esperó mucho tiempo en decidir componer
su primera sonata para violín y piano. Antes de eso, había hecho varios
intentos, incluyendo la composición del Scherzo de la sonata que escribió con
Robert Schumann y Albert Dietrich como regalo de cumpleaños para el conocido violinista
Joseph Joachim en 1853. Pero fue en el verano de 1886, a orillas del lago Thun
en Suiza, uno de sus favoritos lugares de descanso, cuando Brahms compuso su
segunda sonata para violín y piano y los bocetos de la tercera. Fue un tiempo
tan fértil y apacible que Brahms llegaría a decir que la zona estaba "tan
llena de melodías que uno tiene que tener cuidado de no pisar alguna".
La sonata refleja el espíritu reposado e incluso pastoral que acompañó a Brahms
durante esos días, aunque no está exenta de pequeñas dosis de oscuridad y
conflicto, como se expone en el final. Es de todas sus sonatas la más corta y
se considera la más lírica. Dándole a la obra el título formal de "Sonata
para piano y violín", en lugar del más habitual "Sonata para violín y
piano", Brahms indica claramente que la parte de piano es tan importante
en dificultad y protagonismo como la parte de violín. En consecuencia, permitió
que el piano anunciara el tema de apertura.
Por ir terminando. Las tres primeras notas del primer movimiento son muy
similares en su melodía y armonía a las tres primeras notas de “De Walther
Premio canción” de Richard Wagner de su ópera “Die Meistersinger von
Nürnberg”. Aunque es bien conocido que eran rivales musicales, Brahms era
un gran admirador de la música de Wagner, pero si el guiño se trataba de una
deliberada cita por parte de Brahms queda abierto a la especulación, sin
embargo, a menudo la obra ha sido subtitulada la Sonata
"Meistersinger".
Un aliciente más, si no es bastante.
José Luis Llorca Cáceres.-
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