miércoles, 17 de mayo de 2017

La Tertulia Musi♫lite. La Música ♫ 14

La Tertulia Musilite. La Música ♫ 14
Aviso a los tertulianos:

           Organizado por la Asociación ProMúsica de Águilas, el 19 de mayo de 2017 a las 21 horas está programado el siguiente concierto:

                       ♫


GRAN CONCIERTO 13º DE ABONO VIERNES 19 MAYO 2017 A LAS 21 HORAS
PARA MÁS INFORMACIÓN Y ADQUISICIÓN DE ABONOS Y ENTRADAS COLABORACIÓN PUEDEN DIRIGIRSE A PRO MÚSICA ÁGUILAS, C/. Castelar, 2 - 2º TELF. 626476389 y VICTORIA TRAVEL -Calle Isabel la Católica nº 1 - bajoTelf: 968 414752.

.Para no abonados colaboración 15 Euros.
Menores de 18 años 50% menos.
You can buy your tickets at C /. Castelar, nº. 2 - 2nd Tel: 626 476 389 and VICTORIA TRAVEL - Calle Isabel la Católica nº 1 - Telf: 968 414752 and also in auditorium from 2 hours before start the concert.




JIHYUN CHO
PIANISTA
La  pianista internacional Jihyun Cho ha sido elogiada por los críticos
por sus hermosos colores tonales y el lirismo florido. En 2016 ella
Debutó con éxito en el Musikverein Goldener Saal en Viena, donde
Interpretó el Concierto para piano de Mozart K.488 con la Budapest Sinfonie orchestra.
Además, fue la artista destacada en el 'Bol Summer Festival (Croacia) y
el Festival de Música de Cámara de Armonie della Sera (Italia).
Nacida en Incheon, Corea del Sur, la Sra. Cho comenzó sus estudios de piano a la edad
Siete años y recibió su Licenciatura en Música de la Universidad Nacional de Seúl
 continuó su educación en la ciudad de Nueva York para asistir al Julliard
Escuela, donde obtuvo su título de Maestra de Música, y más tarde en la
D. M. A.  Escuela de Música de Manhattan. Ella ha estudiado con
Kye-Sook Suh, Oxana Yablonskaya y Constance Keene y también ha
Clases  con Lazar Berman en el Festival de Música de Kleipeda en Lituania.
Ha ganado numerosos premios a
lo largo de su ilustre carrera incluyendo
El Concurso Internacional IBLA y el Concurso Internacional Trani.
La Sra. Cho también ha tenido una prolífica carrera internacional, actuando en reconocidos
Lugares como Nueva York Carnegie Recital Hall, Alice Tully Hall en Lincoln
Centro, Merkin Hall, Centro de Artes de Seúl en Corea, Centro Cultural Sejong, Kumho
Art Hall y Sung-Nam Art Center, entre otros.
Como ganadora del Concurso Internacional de Artistas, la Sra. Cho hizo su
debut en el recinto de Weill en Carnegie Hall en 1995. Desde entonces,
ha actuado  como recitalista, solista y músico de cámara en toda Asia,
Europa y Estados Unidos. En 1996 y 1999, actuó en el
Conciertos de las Naciones Unidas para la Paz Mundial, celebrada en la Biblioteca Dag Hammarskjold  Sala. También ha colaborado con varias orquestas, entre ellas 
La Orquesta Sinfónica Coreana, la Orquesta Filarmónica Sung-Nam (2006
Orchestra Festival), la Orquesta Filarmónica de Ulsan, la Cámara de Corea
Orquesta, la Orquesta Sinfónica de Ex-alumnos de la Universidad Nacional de
La Orquesta Filarmónica de Kang-Nam, la Orquesta de Cámara KT, la
La Orquesta Filarmónica, la Orquesta del Cisne y la Cámara de Kaunas
Orquesta. Como miembro de la Sociedad de Cámara de Seúl, actuó en un concierto
Gira por el sudeste de Asia en 2013.
La Sra. Cho también ha tenido  actuaciones  en numerosos emsoras nacionales coreanas
Estaciones de radio incluyendo "KBS-FM" y "TBS-FM." Ha grabado  un álbum dedicado
a las danzas románticas de Chopin, Liszt y Brahms, que fue lanzado en 2006.
Desde 2002, ha realizado una serie de recitales titulados «Piano
Álbum (2002-2010) ',' Mozart Highlight Series (2011-2013) 'y' Schubert Highlight
Series (2013-2016) ", todos los cuales fueron recibidos favorablemente en Corea. Ella está ahora realizando todas las sonatas instrumentales de en un “ciclo de Beethoven”.
La Sra. Cho ha sido Profesora de Piano en la Universidad de Dankook en Corea desde
2003.


NOTAS AL PROGRAMA

“Nacido con un alma normal, le pedí otra a la música: fue el comienzo de desastres maravillosos...”.
E. M. Cioran. “Silogismos de la amargura”
           
            Un 22 de diciembre de 1808, tuvo lugar el estreno de las dos composiciones que ocupan nuestro concierto. Coincidencia que afortunadamente volverá a repetirse hoy. Solamente hubo en aquella ocasión algunas diferencias; por supuesto, no estará Beethoven dirigiendo la orquesta e interpretando sus obras al piano, el concierto duró más de cuatro horas y además se estrenaron en el mismo lote su quinta sinfonía y otras obras ya presentadas. Salvando los doscientos años de diferencia y, por supuesto, la cultura social de la época, podríamos hacer un paralelismo, asumiendo algún riesgo, de la velada beethoveniana con nuestras actuales “raves” de música House. Al fin y al cabo, en aquella época, el público la única oportunidad de la que disponía para escuchar en directo música “actual”, era gracias a estas maratonianas sesiones que Beethoven y sus contemporáneos brindaban.
            Hagamos un relato de ese extraordinario concierto.
            Con treinta y seis años, la sordera de Beethoven empeora progresivamente, aunque no tanto como para verse obligado a interrumpir sus actuaciones en público. Considerado todavía como el virtuoso del piano más importante de Viena y de su tiempo, escribe el cuarto concierto para piano exclusivamente para sí mismo, al igual que había hecho con los tres conciertos precedentes. El compositor vienés Johann Friedrich Reichardt estuvo sentado junto al príncipe  Lobkowitz y nos ha dejado sus impresiones acerca del estreno: Beethoven interpretó su nuevo concierto increíblemente bien y rápido, aunque la audiencia no estuvo receptiva con la mayoría de su música”. Desgraciadamente sería la última vez que Beethoven actuaría como solista en público. De hecho, el cuarto concierto para piano produjo una impresión bastante negativa, cayendo completamente en el olvido hasta 1836, año en el que Félix Mendelssohn lo rescata de su injusto olvido interpretándolo en Leipzig. En esta segunda oportunidad se encuentra entre el público un joven, y casi desconocido, llamado Robert Schumann quien, absolutamente hechizado por la obra, nos cuenta: “Permanecí sentado en mi sitio sin mover un músculo y sin ni siquiera respirar”.
           
            Es el cuarto concierto el más sereno, menos exultante y al mismo tiempo el más original, mostrando una preferencia por el drama interno en detrimento de la exhibición superficial. El carácter íntimo que estará presente a lo largo de toda la obra se manifiesta desde el primer movimiento, con un sentido menos extrovertido del que el público de 1808 estaba acostumbrado a escuchar. Ríos de tinta se han vertido acerca del comienzo por la relación del motivo inicial de cuatro notas con el famoso tema de la quinta sinfonía del autor. No es de extrañar considerando la cercanía de uno y otra. Sin embargo, la naturaleza del tema es en el concierto distinta, mostrándose Beethoven a través de un lirismo tímido desde el inicio hasta el final del movimiento.
            El segundo movimiento, siendo uno de los más cortos de la literatura para piano, es también uno de los más expresivos. En su libro “Sobre la verdadera manera de interpretar las obras para piano de Beethoven”, Carl Czerny (uno de sus alumnos) afirma que “en este movimiento, uno no puede evitar pensar en una escena antigua y dramática. En ella el intérprete necesita sentir la expresión de lamento inherente a su parte y establecer así el contraste adecuado con los poderosos y austeros pasajes orquestales”. Franz Liszt, a su vez alumno de Czerny y como saben excelso pianista, comparó este Andante con la súplica de Orfeo al dios del infra-mundo en un intento desesperado por rescatar a su amada Eurídice de las garras de la muerte. En el Rondó final, predomina de nuevo el gran lirismo e ingenio de Beethoven, controlando los recursos deliberadamente, más que mostrarlos en una exhibición de brillantez y virtuosismo.
            El gran paisajista Caspar David Friedrich escribió: “La única fuente verdadera del arte es nuestro corazón… Un cuadro que no haya brotado de esta fuente sólo puede ser amaneramien­to. Toda obra de arte auténtica es concebida en una hora bendita y dada a luz en una hora feliz, a partir de un impulso interior del corazón, desconocido muchas veces por el artista.” Si hay una obra musical surgida de la contem­plación de la naturaleza que sea reflejo de estas ideas, es sin duda alguna la Sexta sinfonía de Beethoven, la Pastoral.
            Beethoven se refirió a ella como “Sinfonía característica, o un recuerdo de la vida en el campo”, y en más de una ocasión hizo hincapié en que no era un cuadro sino la expresión de las sensaciones y los sentimientos que surgen en contacto con la naturaleza. Y aunque convencido de que los títulos explicativos eran superfluos – nunca acompañaría un programa a sus obras - escribió para cada uno de los cinco movimientos que conforman la sinfonía los siguientes encabezados en la partitura:
1.- Despertar de impresiones alegres al llegar al campo.
2.- Escena junto al arroyo.
3.- Reunión alegre de los campesinos.
4.-Tormenta, tempestad.
5.- Canto de pastores, sentimientos de contento y gratitud después de la tormenta.
            La Sinfonía Pastoral hunde sus raíces, al menos en apariencia, en el contacto que Beethoven tuvo en su adolescencia con la partitura de una obra del compositor, organista y teó­rico musical Justin Heinrich Knecht denominada El retrato musical de la naturaleza o Gran sinfonía y dividida también en cinco secciones apegadas a un detallado programa.
            Hasta aquí las semejanzas y probablemente sus evidencias en origen. Sin embargo, las dife­rencias en cuanto a la solución de ambas obras son abismales. La grandiosidad de las estructuras que Beethoven es capaz de construir a partir de elementos extraordinariamente simples, tan característicos de su “período heroico” se hace patente en esta sinfonía de la misma manera que en la Quinta. Ambas podrían ser consideradas mellizas, ya que Beethoven trabajó paralelamente en ellas, hecho que puede parecernos sorprendente debido a su capacidad para sumer­girse simultáneamente en mundos tan diferentes. No obstante, Jean Chantavoine sostiene que en realidad son hijas de un mismo parto, forman parte de un duo necesario donde; “una nos muestra al hombre enfren­tando al Destino; mientras la otra nos lo muestra enfrente de la Naturaleza.
            Estrenada, como hemos dicho, junto con la Quinta en el mencionado concierto de ese 22 de diciem­bre de 1808, la Pastoral fue anunciada en el programa como la sinfonía número cinco del compositor y la Quinta como la número seis. Fue sólo en el momento de la publicación de ambas obras dos años más tarde, que Beethoven decidió otorgarles el número y el opus con el que actualmente son conocidas.
            Como hace doscientos años, memorable ocasión. Buenas noches.

José Luis Llorca Cáceres






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